En los Andes ecuatorianos, donde el viento acaricia las montañas y el suelo respira historia, crece un pequeño grano que ha estado presente en mi vida desde siempre: el chocho. Para mí, el chocho no es ninguna novedad. Lo he comido desde que tengo memoria, ya sea en cevichochos, sopas o simplemente acompañado de tostado y ají. Sin embargo, confieso que nunca me había detenido a pensar en todo lo que representa y en el inmenso valor nutricional que guarda, hasta que decidí investigar más a fondo para compartirlo en este artículo.
El chocho lo identificamos con diferentes nombres, dependiendo de la ubicación geográfica: por ejemplo Tarwi (nombre común en los Andes, especialmente en Perú y Bolivia),
Para nuestros amigos extranjeros a Sudamérica, el nombre con el que utilizan para referirse al chocho es “pearl lupin”, y cuando lo nombran en español lo llaman: Lupino Perla por la traducción literal y por su apariencia de semillas de color blanco similar a las perlas.
El nombre “Altramuz Andino” se utiliza principalmente en textos técnicos y científicos para referirse al Lupinus mutabilis, pero no es un término común en el habla cotidiana de los países andinos.
El término “altramuz” proviene de España, donde se usa para referirse a diferentes especies de Lupinus, como el Lupinus albus (altramuz blanco). Debido a esto, algunos textos en español han adoptado “altramuz andino” para diferenciar el chocho o tarwi, que es originario de los Andes.
Sin embargo, en países como Perú, Bolivia y Ecuador, el nombre más común sigue siendo chocho o tarwi. En Colombia y otras regiones de habla hispana, también se le llama lupino andino o simplemente lupino.
Un Alimento Cotidiano con Historia Profunda
El chocho, conocido científicamente como Lupinus mutabilis, ha sido parte de la dieta andina desde tiempos ancestrales. Crece en suelos que pocos cultivos soportarían y ha sido un regalo constante de la Pachamama para los pueblos indígenas. Sin embargo, aunque forma parte de muchas mesas, su verdadera riqueza parece pasar desapercibida.
Siempre lo vi como algo normal, como parte de mi día a día. Lo compraba en el mercado o lo encontraba en los platos que mi familia preparaba. Pero, al mirar más allá, descubrí que este grano tiene un peso histórico y cultural inmenso. En los Andes, no solo era un alimento resistente, sino también un símbolo de conexión con la tierra, un producto que habla de resiliencia y equilibrio con la naturaleza.
El Valor Nutricional que Merece Aplausos
Admito que antes de investigar, no sabía cuán completo era el chocho. ¿Quién habría imaginado que este grano tan cotidiano está repleto de proteínas de alta calidad que rivalizan con las de la carne? Investigaciones recientes han confirmado su alto valor nutricional, destacando que contiene los nueve aminoácidos esenciales, lo que lo convierte en un aliado perfecto para dietas vegetarianas y veganas.)
No es solo eso. Su bajo índice glucémico lo hace ideal para personas con diabetes, y su alto contenido de fibra beneficia la digestión, aporta saciedad y mejora la salud intestinal. También es una fuente valiosa de minerales como hierro, magnesio, zinc y calcio. Y aunque siempre me ha parecido ligero al comerlo, descubrí que contiene grasas saludables que ayudan a cuidar el corazón.
https://revistas.unibe.edu.ec/index.php/qualitas/article/view/149/271
El Chocho y su Versatilidad Infinita
En mi vida, el chocho siempre ha sido una constante en platos como el cevichocho, un clásico ecuatoriano que nunca pierde su encanto. Pero al profundizar en su versatilidad, me sorprendí aún más.
Recuerdo cómo en una feria probé por primera vez un helado de chocho. Su textura suave y su capacidad para absorber sabores me dejó maravillada. Y es que, aunque siempre lo había disfrutado en su versión más clásica, ahora veo que su potencial va mucho más allá.
Ahora que lo pienso, cada bocado que he dado al chocho ha sido una especie de acto inconsciente de salud. Es curioso cómo algo tan presente en mi vida pasó desapercibido en cuanto a su valor real, hasta que decidí detenerme a analizarlo.
El chocho en la gastronomía es utilizado como protagonista del ají o salsa aderezo en la mesa ecuatoriana, cabe mencionar que para el Ecuatoriano promedio el ají no debe ser muy picante, se lo usa más como un acompañante que hidrata o le da sazón especial a las comidas, sean sopas o platos fuertes.
El chocho se destaca por ser uno de los productos que restaurantes Gourmet toman en cuenta para la aplicación de la Soberanía Agroalimentaria.
Por sus propiedades alimenticias, es considerado un superalimento, (tan de moda), que se lo produce, consume y hasta exporta en presentaciones. Entre su variedad lo encontrarás, como snack, harina, galletas, y también se elabora leche vegetal en base al chocho.
Si vives en Estados Unidos, y te antojaste de probarlo puedes adquirirlo por Amazon o venir a Ecuador y probarlo en mi Foodie Tour, aqui te dejo la información de qué puedes conseguir:
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Y si estás en Ecuador, no te preocupes por encontrarlos, son de fácil consumo, en plazas, parques, sobretodo cerca de donde la gente hace ejercicio, ya que es un superalimento fitness, en cualquiera de los mercados populares o supermercados, y a nivel local lo encontrarás incluso en locales con mesitas y sillas para comerlo cómodamente cerca de las Universidades, uno de mis favoritos está a dos cuadras de la Universidad Católica del Ecuador, en Quito, y se llama “Taita Cevichocho”, (Imperdible).
Al ser parte de nuestra cultura gastronómica y alimentaria, por nutrirnos a un muy bajo costo, pero con altísimos valores nutricionales, es de fácil acceso y ubicación, y claro, no olvides pedir tu yapa (porción extra sin costo) cuando le compres a la Dulce Caserita (Persona que vende en comercios populares y públicos).
En qué consiste el famoso plato cevichoso
En primer lugar es importante mencionar que este platillo es de consumo popular, y lo encontrarás en la calle, cuando más lo necesites, y si no sabías qué contiene un buen Cevichocho clásico, aquí te lo detallo:
Como base principal chochos con cáscara, eso sí bien lavaditos!
Su complemento ideal será el encurtido, que no es más que un picadillo o encurtido de Cebolla roja y tomate riñón.
Por supuesto no puede faltar el tostado, (es un tipo de maíz), y en algunos casos te dan la opción de Chulpi (Otro tipo de maíz, más pequeño y más crocante), en lugar de Tostado.
Una base líquida de tomate, limón y dependiendo del lugar puede contener o no Salsa de Tomate (Ketchup).
Esto se complementará con limón al gusto, sal, y el toque especial del cilantro y perejil.
Y si deseas, remata con una porción de chifles o canguil.
Hay variaciones de este Cevichocho, que puedes complementarlo con proteína adicional a elección: Pollo, Cuero, o Camarón, por un valor extra, el precio también es atractivo, va desde USD 1,00 a USD 3,50.
En cualquiera de los casos, el cevichocho te dejará satisfecho, te lo prometo!
Y si estás en Ecuador, no te preocupes por encontrarlos, son de fácil consumo, en plazas, parques, sobretodo cerca de donde la gente hace ejercicio, ya que es un superalimento fitness, en cualquiera de los mercados populares o supermercados, y a nivel local lo encontrarás incluso en locales con mesitas y sillas para comerlo cómodamente cerca de las Universidades, uno de mis favoritos está a dos cuadras de la Universidad Católica del Ecuador, en Quito, y se llama “Taita Cevichocho”, (Imperdible).
Al ser parte de nuestra cultura gastronómica y alimentaria, por nutrirnos a un muy bajo costo, pero con altísimos valores nutricionales, es de fácil acceso y ubicación, y claro, no olvides pedir tu yapa (porción extra sin costo) cuando le compres a la Dulce Caserita (Persona que vende en comercios populares y públicos) .
Un Cultivo Sostenible para el Futuro
Algo que me llena de orgullo es saber que el chocho no solo es bueno para quienes lo consumen, sino también para el planeta. Su capacidad de fijar nitrógeno en el suelo mejora la calidad de las tierras, lo que reduce la necesidad de fertilizantes químicos. Además, su resistencia a climas extremos lo convierte en un aliado en tiempos de cambio climático.
Esto me hace pensar en el papel que podría jugar el chocho en la agricultura sostenible y en cómo podría trascender nuestras fronteras. Si productos como la quinua han conquistado el mundo, ¿por qué no el chocho?
Una Nueva Mirada para un Viejo Amigo
Es curioso cómo un alimento tan familiar puede ser, al mismo tiempo, un desconocido. Hoy, mientras escribo estas líneas, entiendo que el chocho ha estado conmigo toda la vida, acompañando mis comidas sin que yo reparara en todo lo que ofrece. Ahora, después de investigar y reflexionar, lo veo con nuevos ojos.
El chocho es más que un alimento. Es una historia, un puente entre generaciones, un símbolo de sostenibilidad y un recordatorio de que lo esencial, muchas veces, está justo frente a nosotros. En su sencillez, lleva consigo la grandeza de lo que realmente importa: la conexión con la tierra, con nuestra historia y con un futuro más saludable.
Así que la próxima vez que tenga un plato de cevichocho frente a mí, no solo estaré comiendo. Estaré celebrando un legado.
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